Malditos seáis por siempre desgraciados, porque con vuestra
ayuda, vosotros mismos seréis tratados como perros sarnosos,
animales rabiosos a los que sus dueños matarán, después de haber
sido aquello que corrompía la esencia de la justicia.
Vuestros puestos públicos serán ocupados por otros perros,
inmundos como vosotros, pero aún sin rabia, transmitida por vuestros
amos para ser el público azote de los tiempos.
Sin duda probaréis en vuestras propias carnes aquello que
dispensasteis contra el pueblo, desconocedores de formar parte de
aquello que hundisteis a conciencia, sin saber que al final sólos
quedaréis. Y con rabia.
Al parecer las personas somos especialistas en cavar nuestras
propias tumbas, en cuanto nos descuidamos. Abrazamos la idea que nos
protege siendo poder que administra justicia para con los suyos, sin
percatarnos de que siendo lo mismo que a quien se lo negamos, hacemos
el trabajo sucio del sistema.
Siendo tan patéticos, es normal que a diario veamos cómo
nosotros mismos desaparecemos obviando a nuestros espejos,
trasladando nuestra impotencia a cada persona de la que seamos
responsables en dicho momento.
Olvidando que nuestras responsabilidades para con otras personas
bien pudieran ser llamadas obligaciones.
Obligaciones que ninguno cumplimos, faltando a la verdad que
encierra el ser humano, durmiendo a la población entre miserias,
problemas relacionados con la economía, que distraen sin duda a toda
aquella persona que quiera pensar, entender, o evolucionar.
Y matando ilusiones y sueños y esperanzas continuamos siendo los
perros del sistema, en poco tiempo convertidos en sarnosos, algo
después, la rabia.
El amo despierta en medio de la noche, el perro no sabe que unos
instantes de vida le quedan, siendo perro de sus amos recibirá como
premio esa noche la muerte, muerto el perro, se acabó la rabia.
Recita el dueño ajeno a que quien infecta, no es perro, sino amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario