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sábado, 29 de diciembre de 2012

Igualdad ante la ley.

Eso es lo que dice la magullada ley, que no debería de haber muchas cosas que hay, que existen en toda Europa y el resto del planeta, sobre la base de la incompetencia humana para lograr una empatía para con los demás, sobre todo en justicia, o derechos.



Las razones son varias, pero el fondo es el mismo, el debería es porque no es y las igualdades no se refieren a que tengamos que ser iguales, pensar lo mismo, sentir lo mismo.

Se refieren a las libertades y derechos individuales de cada persona, de todas, no solo de las que puedan pagar la factura o minuta del mejor bufete de abogados, no hacen nada hasta que los pagas, una vez pagados, no importa que hayas hecho, no importa quien seas, si pueden, te liberaran pero, ¿ eso será justo, será igualdad, será justicia, será legal?.

Quizá tengamos aquello que nos merecemos, o quizá, tengamos aquello que nos dan, aunque nos lo merezcamos, no tiene por qué ser como es, pero así estamos, así somos, así vivimos.

Somos desiguales ante la ley, pero lo más triste es lo poco que nos quejamos donde tenemos que quejarnos, no es de bagos, es indiferencia institucional, creada por los políticos y respaldada por jueces.

Todos supuestos humanos, nada más malo para cualquier tipo de desarrollo legal, todo supuesto, puesto que la igualdad queda a merced del poder y dinero y respaldada por un funcionariado público que lejos de saber qué es igualdad, prefieren el engaño de por vida.

¿Quieres igualdad?, paga, pero nunca la obtendrás.

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