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viernes, 21 de diciembre de 2012

Ovejas contando conceptos

Decepcionante modo de perder el tiempo tiene el ciudadano, al ver por primera vez en su vida que todo por lo que antaño se luchó y ganó, difícilmente será percibido por su descendencia.

Que ahora se resiste a ser el futuro esclavo de la economía. Y como parte del objeto económico podrá tener el valor que sus antecesores hayan dejado como legado, en dinero.


El dinero cambiará de manos como cambia el agua a su paso en un gran río. Aquellos descendientes de los que tuvieron el poder serán de nuevo usados y apropiados como objetos, partes prescindibles de una industria humana suicida, que viendo de un modo irreversible su final, arremeten alocadamente contra todo, viendo cómo la poca vida que les queda sólo será un inútil esfuerzo, también vano.

Decidieron aquellos que dominan el mundo, que muchos de los que pueblan el planeta sobraban. O no hacían falta o daba igual si enfermaban y morían del modo que fuera, o del que tuviera que ser. 

Se decían preocupados por la humanidad, mientras la aplastaban, protectores del mundo que arrasaban, conquistadores del hombre y de la vanidad, amos del hambre y miserias. De sus sucios juegos de niños mimados y muy protegidos nunca aprendieron, porque nunca entendieron del sufrimiento de los demás, pues eran ellos mismos quienes lo provocaban.

Por eso estas supuestas personas obtienen de cuna los puestos de responsabilidad, que defienden sus intereses privados y particulares, proporcionando cadenas invisibles a los demás.
Cadenas invisibles pero mortales, crueles, inhumanas salvajes y animales, a su imagen y semejanza.

Las personas seguimos viviendo desconociendo nuestras cadenas, que son llamadas derechos, libertades o humanidad.
Cuando sólo tenemos obligaciones y pérdida, decepción falsas ilusiones mentiras, engaños.
Muchas maneras de tapar la realidad, cuando la realidad de cada uno y la que nos rodea es imposible de ocultar.

Así fue cómo pudisteis llamarnos locos, por creer en la justicia, el derecho y la libertad.
Conceptos cadena del poder que otorga a su rebaño unas normas, que protegen nuestro servilismo hacia quienes nos posean, que sin duda siempre miran por los derechos de su ganado, siempre y cuando no interfiera con algún otro bien discutible por el que se pudiera o debiera prescindir vender o matar, a una de sus ovejas.

Y pasaron los años y las décadas y los siglos, que trajeron milenios y milenios haciendo lo mismo en repetidos círculos, repetidas ocasiones, repetidas guerras, repetidas constantes imperativas, que siempre beneficiaban al poder, siempre todo por el poder.

Y así fueron una vez más puestas en vereda las ovejas, que habían pensado que tenían un reino en el que podrían ser respetados y vivir felices, contentos por ser ovejas del amo, protegidas por su corrupto poder que otorga a los más miserables honores, para poder salvaguardar sus despojos.

Y comieron perdices por siempre, ¿o era jamás?.

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