El mundo cambió hace tanto tiempo, nunca nos dimos cuenta que siempre
formaríamos parte del todo como conquistadores o conquistados. Nunca
vimos la dolorosa evolución de las cosas porque estábamos demasiado
preocupados por subsistir o sobrevivir.
Muchas veces la
humanidad estuvo apunto de despertar, descubrir aquello que mejoraría
sustancialmente nuestro hábitat, nuestra comprensión para con lo demás,
nuestro pensamiento, nuestras acciones, conocer al fin y al cabo la
manera de poder ser y sentir en una individual conjunción.
Fuimos
corrompidos por la vanidad, que superó nuestra inteligencia, al igual
que fue superada nuestra consciencia por la estupidez, por eso ayudamos a
construir un mundo que destruía todo aquello en lo que nos podríamos
convertir, anulando no sólo la vida de uno, también la de nuestra
familia y descendencia.
Siendo despojos humanos, apartados
y solitarias quedan las personas cuando son contadas de una en una y
puestas contra toda una administración o justicia pagada, repleta de
convenidos ridículos que osan decir que defienden derechos mientras
pisotean personas.
Exiliados de las ciudades, sombras
insignificantes, desechados por sociedades enfermas que enferman a sus
ciudadanos mientras les cobran, sacrificando vidas humanas como si
fueran números y como números nos tratan. Incluso siendo un desecho
pagas a diario un precio.
Como número, siempre es correcto ser
parcial, perderse en la dualidad, aumentar la pomposa retórica erástica
ecléctica eclíptica o erástica, que diferencia de la comprensión porque
no gana quien tiene razón, más bien quien mejor cante, porque las
palabras se olvidan, los hechos quedan y aún así se pierden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario