Hay personas que nunca creerán, hay personas que por ahora no dejarán
de alterar nuestra realidad. Muchas personas, en puestos de trabajo de
gran responsabilidad guardan bien los secretos, sus experiencias. Jamás
contarían en público lo que muy pocas personas conocen como cierto.
Guardar
un secreto muchas veces protege a quien lo conoce, hay muchas maneras
de conocer la verdad, todas ellas plagadas de peligros. Porque algunas
personas matan por sus secretos.
Desde siempre, desde una
posición de poder ha sido fácil desprestigiar o alterar casi cualquier
circunstancia. Experimentar con población es el último paso para
comprobar, tanto la efectividad del agente, como la vacuna y medidas de
contención a tomar en el hábitat.
La comida, el agua y
el aire pasaron a ser los seguros medios de contaminación, medios por
los que se podía llegar a toda la población en cuestión de días.
Los
experimentos con humanos no son solamente algo que humanos les hacen a
otros humanos, miles de millones de desaparecidos dan buena cuenta de
ello. Desaparecer en un mundo corrupto es tan fácil, que incluso siendo
una familia entera, un pequeño poblado o una ciudad, la noticia no
tardará en ser olvidada.
Algunas personas nos
preguntamos si los únicos que son capaces de exterminar a la humanidad
son solamente humanos, no es normal que haya humanos preocupados por
exterminar civilizaciones enteras como si nunca hubieran existido.
Es
increíble pensar que la polución pueda servir de algo a alguien, o que
enfermar a la humanidad a la vez que se la debilita y se la hace adicta a
medicinas que nunca funcionan, enfermedades que nunca se curan, brotes
epidémicos que saltan continentes y periodos de tiempo en los que se
ocultan convenientemente hasta que se descontrolan.
Cree
lo que quieras, pero ya hay personas en nuestro planeta, que en lo
único que piensan, es cuando se levanten como dioses entre los restos de
nuestro mundo, repleto de cadáveres. Cada día quedan menos horas para
su momento, hacer de la humanidad un resto prehistórico extinto.
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