El sinvergüenza

Ya he hablado de fabra con anterioridad, es el muñeco del poder en la comunidad valenciana. En Valencia recaudan fondos como sea, es como Madrid, salen a pasear y regresan con miles de multas en un día.



Como les parece poco, sea por decreto, mandato o a la fuerza, siempre andan buscando la manera de apropiarse del dinero de las personas, aunque lo necesiten y mucho y ni lleguen a fin de mes nunca. No es su problema, tampoco  les importa, aunque les paguen por resolver nuestros problemas.

El sinvergüenza siempre es una persona que cínicamente pueda decir lo contrario a lo que hace, siendo hipócrita crónico defiende los ideales morales actuales, es de sentido común dirán, pues con su sonrisa prefabricada compran votos a cambio de almas.

El títere hace lo que sus cuerdas le muevan, siempre contento, siempre alegre, siempre felicidad, que termina justo en el momento en el que se le cortan los hilos. Siendo muñeco, caerá y caerá como muñeco inanimado que será.

Y aún cayendo, fabra sigue proporcionando un dolor inmenso a personas dependientes, minusválidos, discapacitados, residencias, centros ocupacionales, centros de día.

En su realidad enfermiza la justificación le dice que como no se llaman hospitales ni educación sin miramientos pueden ser borrados de un plumazo, como si fueran nada.

Personas que no tienen nada, que por supuesto no pueden pagar nada, son obligadas a pagar un precio por ser lo que son, nada.

Para que luego digan que la nada no produce, la obligación por ser un esclavo hoy en día es producir o morir. Atada y bien atada fue la humanidad, en la que quedaron unos horribles monstruos rodeados de cientos de miles de millones de esclavos.