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martes, 7 de enero de 2014

Justicia para tontos

Siempre que sacan la igualdad a pasear mueren personas. Mueren solas, desamparadas, olvidadas, desahuciadas, enfermas y totalmente desprestigiadas, poco menos que harapos despojados de ser sentidos por los demás, que eran los ciudadanos preocupados por los grandes problemas de la humanidad.



Siempre recordaremos todo aquello que hicieron nuestros dirigentes que nos perjudicó, ¿aunque haya sido durante toda una vida mientras nos entretenían con otra cosa, generación tras generación?.

Por eso a poco que nos descuidamos, toda nuestra memoria histórica salta en millones de pequeños pedazos irreconocibles, mucho menos memorables, aunque sean cuantificables absurdamente.

Hicieron las leyes para proteger sus riquezas, su linaje y su barbarie lograron perpetuar la monstruosidad, que terminaba por utilizar la vida de las personas para satisfacer sus más gloriosos sueños.

Anhelos que terminaban siendo las pesadillas y los infiernos de aquellos que debían de proteger y defender la bandera, su reino o los intereses de la sangre real, haciendo de aquél líquido en los demás un sacrificio obligatorio, sería correspondiente por ser el ofrecimiento a unos dioses falsos teñidos de masacres.

Después de que los dioses lloraran amargamente su malograda etérea existencia, decidieron dejar de existir para que aquella monstruosidad llamada humanidad se condenara a sí misma, por no reconocer que la justicia no existía, solamente protegía a quien tenía.

Los demás podemos esperar sentados o morir sirviendo gloriosamente, aunque aquella gloria lleve al infierno.


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