Que a uno le paguen con dinero público debe de ser una
satisfacción, sobre todo si no hace nada para ganar tal dinero, algo
habitual hoy en día, al estar al servicio de lo público unos
trabajadores que son dependientes de quien les manda.
Intentaron hacer trabajadores públicos perpetuos, que
permanecieran en su puesto cambiaran gobiernos o no, así fue cómo
los gobiernos se preocuparon de poner a dedo en puestos de
responsabilidad a incrustados inhumanos, que lejos de proteger lo
público o los derechos, cedían ante pedidas políticas, o
beneficios empresariales.
Así fue como cayeron los derechos civiles, también los sociales,
que demonios, cayeron todos los derechos, que aunque falsos, se
intentaba respetar un límite, que eran los muertos.
Tantos muertos hacían que las personas se preocuparan, que
pensaran en ello durante cierto tiempo y de un muy moderado modo.
A no ser que fueran sus hijos, familiares, amigos. Entonces la
justicia, aunque fuera la propia, caía inexorablemente sobre "casi" quien fuera.
Y aún así tantas veces se olvidó por conveniencia.
Las personas olvidamos rápido, dejamos de tener en cuenta la
historia, que aunque sólo fuera la nuestra, nos convendría
recordar.
Porque sin memoria, dejamos de tener en cuenta que los tramites
administrativos, son ya parte del proceso que sigue una persona, que
interpreta por determinantes hechos de un modo legal algún error,
fallo, desacuerdo o petición para con la administración pública.
Aunque la administración pública se haya convertido en "haz
lo que te digan o pierde tu puesto, o que te hagan mooving, la vida
imposible y el después, peor.
Ni que decir tiene que el ciudadano queda relegado a donde le corresponde, la nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario